En este año de revival ochentero y, con cierta sensación de déjà vú, pocas películas contienen realmente el alma de aquellos títulos tan añorados. Esta nueva adaptación de una novela de John Green, el autor de “Bajo la misma estrella”, tiene el espíritu de “Los Goonies” y “Cuenta Conmigo”. Muy probablemente no llegue a calar como aquellas, pero se basa en sus mismos atributos.
Hay una gran sensación de confort viéndola. Algo que te resulta familiar y cálido. Y lo que es más importante, vuelve a mostrarnos a los adolescentes desde un punto de vista positivo y blanco. En definitiva, igual que en el cine de los 80.
La historia gira en torno a Margo, una chica que es en sí misma un enigma para su joven vecino. El chico es arrastrado por ella a vivir una noche enloquecida, donde se irán vengando de todas aquellas personas que en algún momento les han hecho daño. Una práctica que no descarto realizar con algunos y algunas que conozco.
Esta especie de “Jo que noche” adolescente, da paso al viaje iniciático. Al último recorrido que harán los amigos juntos, antes de ser separados por la universidad.
La estructura misteriosa se mantiene en este segundo tramo, en un juego de pistas que será el impulsor de este viaje. Metáfora del periodo de vida que les está tocando asumir.
La cinta discurre plácidamente, sin excesivos contratiempos y sorpresas. Es un producto muy agradable, veraniego e ideal para ver antes (o durante) las vacaciones.
Te ayuda a cerrar los ojos, a pensar en las Margo de tu vida, y en esa adolescencia que ya se fue, pero que en el fondo cimentó una parte importantísima de la personalidad de cada uno. No te extrañe si empatizas con su protagonista, ya que todos hemos hecho ese viaje de búsqueda.
Es de esa clase de películas que no solo te hacen amar el cine, sino la vida y sus misterios. Si se hubiera estrenado en los 80, estaríamos ante un clásico de aquella década.
Sinopsis: La historia se centra en Quentin (Nat Wolff) un chico que toda su vida ha estado enamorado de su vecina Margo (la hermosa Cara Delevingne). En su niñez fueron cercanos, pero al crecer sus caminos se separaron, Margo era una aventurera y Quentin alguien conservador: escuela, amigos cercanos, familia, nada extravagante. Sus caminos vuelven a unirse cuando una noche Margo irrumpe en su departamento y le pide que sea su cómplice en un plan de venganza. Quentin, temeroso al principio, termina accediendo y pasando la mejor noche de su vida. Al día siguiente descubre que Margo está desaparecida, Quentin se ve obligado a digerir lo sucedido y empieza a buscar pistas sobre ella.