Aquí tenemos la historia de Ben Whitaker, un viudo de setenta años que siente que su vida ha caído en un vacío imposible de rellenar y que se apunta a un plan empresarial que aceptan becarios mayores de sesenta y cinco, algo así como "becario senior".
La empresa en cuestión se dedica a la venta de ropa a través de internet y es una de tantas que ha tenido un éxito ascendente en corto espacio de tiempo. La jefa y fundadora, Jules Ostin (Anne Hathaway), tiene fama de rígida y posee muchas carencias en el apartado emocional, con un marido que dejó su éxito propio en pos del suyo y para cuidar a la hija de ambos, un "amo de casa". Es decir, no nos cuentan nada nuevo. Pero el caso es que "El becario" funciona.
La interpretación de Robert De Niro es un aliciente, como siempre que aparece en el cartel de cualquier película, nos guste o no. Y Anne Hathaway vuelve a zambullirse en el mundo de la moda como lo hiciera en "El Diablo viste de Padra", aunque aquí cambiando su papel por el de Meryl Streep.
El mensaje es obvio y queda claro nada más ver el cartel: "la experiencia nunca envejece". Y es que la infravaloración social a esas personas de cierta edad es un hecho. Ben justifica sus años como experiencia y con el hecho de que cualquier cosa actual pudo haberle pasado anteriormente en otras circunstancias.
El apoyo que le presta a Jules, siempre como ese ángel de la guarda o ese padre que, aunque no nos lo cuentan, no estuvo a su lado le hacen ser imprescindible desde casi el primer momento.
La elegancia en el porte y esa perdurabilidad de otro tiempo choca con los tiempos actuales de iPhones, Netflix, portátiles, etc. Y es cuando mira al pasado, en una habitación de hotel en San Francisco, viendo una película, cuando Ben llora. Llora porque mira atrás y siente nostalgia, o pena.
Hay puntos que tienen carencias, por supuesto. El hecho de que la viudez de Ben quede como un hecho anecdótico es un punto que flaquea, ya que en mi opinión se pudo aprovechar mejor. También la excesiva sonrisa de Hathaway, por otro lado una sonrisa preciosa, pero que edulcora hasta los momentos más emocionales.
Y el final, ese final, que no remata para nada una historia decente y bien contada, que deja en el aire más interrogantes y que demuestran una precipitación que no hace justicia con el contenido total.
En resumen, "El becario" es una comedia con Brooklyn de fondo, con tintes de comedia romántica al uso y con el incontestable mensaje de que la sabiduría se adquiere con los años, y que siempre es mejor tener los oídos bien abiertos por si pasa a nuestro lado. Ah, y actúa Robert De Niro.
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