sábado, 11 de julio de 2015

Terminator: Genesis


Ayer tocaba ir al estreno de la nueva entrega de la saga Terminator, esta vez con el regreso de Arnold Schwarzenegger, Terminator Génesis es muy fresca e innovadora, actualizada a nuestro tiempo, pero a la vez es un magnífico homenaje a las dos primeras entregas de la saga.

Esta entrega mantiene parte de la esencia de la primera y la acción desenfrenada de la segunda. Es un reinicio estupendo de la saga que, si bien no llega al nivel de las dos primeras –la mano de James Cameron se nota-, sí consigue recuperar parte del atractivo que en ellas encontrábamos. Y, cómo no, también permite recuperar a una pieza fundamental en la creación de la nostalgia tan extendida con esta saga, Arnold Schwarzenegger. Él mismo se define en Génesis como “Viejo, no obsoleto”.


La película dirigida por Alan Taylor, el cual resulta solvente en todo momento, nos traslada al año 1984, en el cual Kyle Reese (Jai Courtney) es enviado por John Connor (Jason Clarke) para proteger a la hija de éste, Sarah Connor (Emilia Clarke). Sin embargo, cuando llega al 1984 resulta que nada es como imaginaba: Un T-800 (Arnold Schwarzenegger) es ahora el protector de Sarah, ya que fue enviado 10 años atrás para salvarla. Ésta es la primera de las muchas alteraciones producidas en líneas temporales que nosotros –los protagonistas también- desconocemos. Así, podremos disfrutar de una escena con un trabajo de los efectos digitales asombrosa, en la que el Schwarzenegger envejecido acaba con el que fue enviado en 1984 para acabar con Sarah. Para colmo, Reese tendrá unos sueños muy reales que parecen indicarle que, en 2017, la creación de una revolucionaria app informática llamada Génesis se encargará de darle todo el poder a Skynet y de que tenga lugar otro Día del Juicio Final.

La premisa, como vemos, es de lo más enrevesada. El guion escrito por Laeta Kalogridis y Patrick Lussier hace que la película sea tremendamente descarada y atrevida, pero también enreda a la misma en un sinfín de líneas temporales de las que le será muy difícil salir. Y, pese a salir con bastante éxito de cada uno de los escollos en los que se ve sumida, es inevitable encontrar multitud de lagunas de guion si uno es mínimamente crítico.


Terminator Génesis no pretende ni por asomo ser totalmente fiel a la historia original, pero en todo momento parece mostrar respeto y amor hacia las dos primeras entregas de la saga. El papel de Schwarzenegger en Génesis se ve bastante perjudicado, sobre todo en el sentido de que su personaje en ocasiones queda reducido al homenaje y al chiste constante. Lo que ocurre aquí es que hay más personajes que aportan su granito de arena. Aunque es totalmente cierto que no tenemos un personaje tan protagonista como los que teníamos en las cintas originales, y tampoco unos lazos sentimentales entre éstos que alcancen las cotas emotivas que en aquéllas si se lograban. No obstante, y como ya he dicho, los cuatro personajes principales resultan imprescindibles e insustituibles. Está claro que Emilia Clarke no es Linda Hamilton, pero debo admitir que su trabajo es toda una sorpresa, una revitalizada versión de esa Sarah Connor luchadora de Terminator 2.

El factor diferencial que se encarga de hacer que Terminator Génesis se quede por debajo de las geniales Terminator y Terminator 2: el juicio final es James Cameron. No soy ni mucho menos admirador del director canadiense, pero habría que estar muy ciego para no admitir su importancia en el éxito y brillantez de éstas. Por otra parte, gran culpa de que Génesis resulte una secuela –por llamarla de alguna manera- más que digna es del director de ésta, Alan Taylor. Los silencios, la pausa y la magia desaparecen por completo, en favor de una estupenda y constante acción. Las escenas de acción están genialmente rodadas, y, lo que es más importante aún, bien montadas. La sensación de adrenalina que sentí durante todo el visionado es impagable, y esto es conseguido gracias al mencionado montaje y a una banda sonora mucho más ruidosa que la original, pero que es ideal y funciona a la perfección en una película en la que hay más fuegos artificiales.


Pero como he dicho anteriormente, no todo es positivo en la cinta de Taylor. Al tremendo lío que en ocasiones provoca un guion tan pretendidamente enrevesado, hay que sumarle algunos momentos de verborrea científico-tecnológica que recuerdan a los peores momentos de Interstellar. Inexplicables sobreexplicaciones de términos que realmente ni nos van ni nos vienen; no entiendo añadir ese tipo de escenas que sólo consiguen restar. Otra elemento destacable y que no logra funcionar tan bien como antaño es el componente emocional entre los personajes, aunque sería injusto desprestigiar este aspecto en Génesis, pues aunque no alcance la emotividad de los trabajos de Cameron, supera con creces a lo que estamos acostumbrados en películas de características similares.

Pese a no resultar excelente, Terminator Génesis es una más que correcta película y digna revisión del magnético e irrepetible mundo creado por Cameron, un mundo que vemos actualizado a nuestros días, en los que la dependencia de ciertas creaciones tecnológicas es excesiva. Espectacular, frenética y tremendamente entretenida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario