miércoles, 18 de mayo de 2016

Pesadillas


En los 80 se creó un nuevo tipo de película de entretenimiento que nos ha marcado a muchos de los que nos criamos en esa década, presidida por las películas dirigidas y producidas por Spielberg, que aunque denotaban cierto respeto y nostalgia por el cine clásico, crearon una nueva forma de entender ese tipo de cine, generador de aventuras, fantasías y regocijo general de niños, adolescentes y algunos adultos, con títulos emblemáticos como Regreso al Futuro, Gremlins, La Princesa Prometida, La historia interminable, Los Goonies, El arca Perdida o E.T. Algunas eran brillantes, otras distaban mucho de ello, pero esa mezcla de géneros con mucho sentido del humor, eran terriblemente divertidas.

Por desgracia son pocas las películas que han conservado ese espíritu desde entonces, con dignas excepciones como Jumanji, Holes, Pequeños Guerreros, Zathura, Tintín o la aventajada Super 8. Creo que Pesadillas está en ese grupo.

El planteamiento de esta cinta vendría a ser original, siempre y cuando no existiese “Jumanji”. Los espectadores reconocerán más de un punto en común con esta recordada película de los años 90. Aún así, esta suerte de adaptación de las novelas de R.L. Stine consigue unos niveles de entretenimiento muy por encima de la media.


Su director, Rob Letterman, formado en el campo de la animación dentro de la compañía Dreamworks, mantiene durante todo el metraje una sensación de diversión constante y lo que es más importante, de ciertos toques de “maravilla” muy bien soportados.

Si tuviste la suerte de ver siendo niño “Los Goonies” y “Una pandilla alucinante”, es muy probable que disfrutes, y mucho, con las peripecias de estos tres adolescentes.

Basada en los libros de R.L. Stine y de la serie que los llevó a la pantalla chica a mediados de los años 90 llega ‘Goosebumps’, una película que en vez de tomar como base algunas de las historias de los más de 50 libros de la serie, pone al mismo Stine en el centro del relato debiendo hacerle frente a los monstruos que el mismo creó.

La historia inicia cuando el jovencito Zach y su madre se mudan de Nueva York a un pequeño pueblo, ahí conoce a Hannah, su guapa vecina de aproximadamente su edad, que vive en la casa de al lado junto a su padre (Jack Black), un tipo hosco y poco amigable.


Cuando escucha gritos en la casa de la vecina, Zach y su amigo Champ entran con la intención de ayudarle, y descubren un mueble con una gran cantidad de libros, todos manuscritos de la serie de cuentos de terror que escribió R.L. Stine.

Zach abre por error uno de los libros y un monstruo escapa de adentro, cuando logran meterlo descubren que el libro del muñeco de ventrílocuo, Slappy, ha escapado con la intención de liberar a todos los monstruos de todos los libros, por lo que al padre de Hannah no le queda más que asumir que él es el mismo R.L. Stine, y junto con los chicos deberá hacer que los monstruos vuelvan a los libros antes de que generen un caos en el apacible pueblo.

En definitiva, una agradable sorpresa, no por la historia en sí (que no plantea demasiada novedad), sino por la sensación de haber pasado una hora y tres cuartos de lo más divertida, sin necesidad de nada más que eso, a la antigua usanza.


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