Sin ser especialmente extraordinaria, Deathgasm consigue sin embargo crear una experiencia de visionado muy grata. Es, por fin, una parodia de verdad. Es divertida, ingeniosa, exagerada y crítica, como toda parodia que se precie. No hace falta que te guste o que seas un entendido del heavy metal para que esta película te divierta a ti al mismo nivel que al resto de la sala. Es, también, una película perfecta para ver con buenos amigos.
Jason Lei Howden inicia su andadura con una película gore que trata de convertirse en un homenaje a películas míticas de Serie B como Evil Dead (Posesión infernal, 1981) o Braindead (Braindead, tu madre se ha comido a mi perro, 1991). No es casual el guiño que aparece en cierto momento de la película, cuando uno de los personajes viste una camiseta de la mítica película de serie B, Bad taste (Mal gusto, 1987) una de las primeras películas de Peter Jackson.
Curiosamente, en otra película homenaje a la serie B gore, como es Dead Snow (Zombis Nazis, 2009) también nos encontramos con el mismo tipo de homenaje a Braindead, tu madre se ha comido mi perro, utilizando el recurso de la camiseta, algo que explica en parte el fetichismo que tienen todos estos jóvenes directores por mostrar las referencias de las que beben en numerosos fotogramas.
Esta producción neo zelandesa se distingue por su reparto conformado por actores totalmente desconocidos pero con una frescura y un talento tan de cine independiente que lograron robar muchas carcajadas a los espectadores: el dúo de Milo Cawthorne (Brodie) y James Blake (Zakk) es estupendo, se notó la gran química entre ellos, por otro lado, la sensual Medina (Kimberley Crossman) y los nerds Dion (Sam Berkley) y Giles (Daniel Cresswell) fueron los personajes secundarios que completaron esta locura.
Un amante del Heavy Metal que llega a un pequeño pueblo Neozelandés por problemas familiares, siendo acogido en la casa de su tío, en el nuevo instituto, Brodie nuestro protagonista se hará amigo de un fanático como él de la música Metal, que le propondrá crear una banda de música junto a otros dos compañeros. Por si fuera poco, por una pirueta del destino acabará en sus manos una partitura extraña que no es ni más ni menos que una música capaz de invocar al diablo y propagar una plaga demoníaca por el pueblo…que evidentemente recuerda al guión de Posesión Infernal de Sam Raimi, en Deathgasm también se le une al embrollo fantasmal, además el subgénero Zombie, pues en realidad los “Espíritus” poseen a los habitantes del pueblo cual plaga zombie, sin que el guión delimite demasiado las reglas entre uno y otro. Así, la segunda mitad de la película será un delirio de violencia, sangre y toques de humor macabro. Lo canallesco y carnavalesco se unen con el objetivo de provocar el mayor número de arcadas posibles en el espectador, mediante las muertes y acciones más horripilantes posibles.